El aloe vera es una de las plantas cuyas propiedades más se emplean para cuidar nuestra salud y belleza, tanto de forma directa como indirecta, añadids a muchisimos productos de cosmética y maquillaje. ¿Quieres conocer sus beneficios?
El aloe vera es una planta de la familia de las suculentas de los liriosy que es propia de climas subtropicales aunque originariamente venía de Arabia y África en general. Tiene unas hojas carnosas que son la base de sus poderes mágicos: la carne y el líquido que hay en su interior son los ingredientes que podemos aplicar sobre la piel o comer. Hay que pelar la hoja bien y lavarla con agua y usarla cruda, aunque si hablamos de usarla en la dieta, también se puede cocinar, aunque perderá parte de sus nutrientes.
Si el uso es facial, ya sea consiguiendo el gel por nuestras propias manos de nuestra propia ‘cosecha’, como si compramos el producto, eso sí, siempre puro y 100% (sin sustancias añadidas), este tiene funciones:
- hidratantes, ya que no sólo aporta agua sino que además impide su perdida
- protectoras, pues defiende contra las agresiones externas de polución, radicales libre, el sol, las altas y las bajas temperaturas,
- regenerantes y cicatrizantes,
- despigmentantes, lo que ayuda a dar uniformidad de tono y a iluminar.
- De esto se deduce que nos puede ayudar a luchar contra el envejecimiento y eliminar marcas y manchas.
Por otro lado si usamos la sábila, otro nombre por el que se conoce a esta planta, en nuestra dieta hay que destacar que tiene vitaminas C, A, C, E y B1, B2, B3, B6 y B12, calcio, magnesio, zinc, cromo, selenio, potasio y manganeso. Si la ingerimos así estas sustancias también aportarán los efectos citados, pero, además nos ayudarán a descongestionar el tracto intestinal y a barrer tóxinas lo que deriva en mejores digestiones y hasta en perdida de peso. Tiene también un notable aporte de fitoestéroles que sustituyen y eliminan el colesterol malo de la sangre. El aloe también reduce la presión arterial y tiene propiedades antibióticas y antibacterianas, además de elevar nuestras defensas.
Si optas por esto último, antes de masticar o cocinar hay que dejar la hoja en remojo en agua, hielo y sal durante unas 12 horas para eliminar el sabor amargo. Durante este tiempo, cambiad el gua varias veces. Después puedes comerla cruda, cocerla o añadir jugo en sopas y guisos, ya que les dará una textura más densa e incluso gelatinosa y hará los platos más digestivos. En postres da una consistencia única y se puede hacer zumos con limón que nos darán energía, salud y belleza.
Imagen |Markuso