La neuromodulación lleva tiempo dando que hablar. Se trata de una técnica terapéutica cada vez más utilizada en fisioterapia por su capacidad para intervenir directamente en el sistema nervioso buscando modificar la actividad neuronal y mejorar algunas condiciones musculoesqueléticas y neurológicas concretas.
Esta técnica supone una mejora considerable frente a tratamientos convencionales, por ello está ganando protagonismo como herramienta complementaria.
¿Cuáles son las ventajas?
Uno de los principales beneficios de la neuromodulación es su eficacia en el control del dolor.
“Gracias a la estimulación eléctrica o magnética se modula la actividad de las neuronas que procesan el dolor, lo que permite disminuir su intensidad sin necesidad de recurrir exclusivamente a medicamentos analgésicos. Esta reducción del dolor mejora la calidad de vida de los pacientes y favorece una mayor participación en las sesiones de rehabilitación” cuentan desde Recupérate ya, clínica donde también ofrecen los servicios de magnetoterapia en Madrid.
Otra ventaja añadida tiene que ver con el efecto sobre el tono muscular y la espasticidad.
En pacientes con lesiones neurológicas, como ictus o lesiones medulares puede ayudar a regular el tono muscular, facilitando el movimiento y mejorando la funcionalidad. Esta regulación permite que las terapias de ejercicio activo se realicen con mayor eficacia, optimizando los resultados a largo plazo.
Además, la neuromodulación favorece la plasticidad cerebral y la reorganización neuromuscular, procesos clave en la recuperación tras una lesión neurológica. Estimular áreas específicas del sistema nervioso central o periférico puede potenciar la conexión entre neuronas, facilitando el reaprendizaje motor y la adaptación funcional del paciente.
¿Qué se puede esperar de esta técnica?
La neuromodulación es una técnica mínimamente invasiva y segura, con pocos efectos secundarios cuando se aplica de forma adecuada.
Existen diferentes modalidades, como la neuromodulación percutánea del nervio (PNM), la estimulación eléctrica transcutánea o la estimulación magnética transcraneal, que pueden adaptarse a las necesidades específicas de cada paciente.
En fisioterapia, se integra con otros tratamientos tradicionales, como el ejercicio terapéutico, la terapia manual o el entrenamiento propioceptivo, potenciando los efectos de estas intervenciones.
Al lograr una reducción significativa del dolor y mejorar la funcionalidad desde etapas tempranas de la rehabilitación, los pacientes se sienten más motivados para continuar con el proceso terapéutico, lo que se traduce en mejores resultados a largo plazo.