En la actualidad, la belleza freak se está imponiendo por sobre los estilos más tradicionales. La modernidad ganó en la nueva jornada la partida a la tradición. Luego del descalabro de los diseñadores de El Ego, la Pasarela Cibeles consiguió subir el listón de las propuestas, aunque tampoco llegaron a tocar el cielo, pero los datos son alentadores al ingresar en un limbo creativo de muy buena reputación. Los encargados de obtener la llave para este nuevo paraíso que hay en el presente son los diseñadores María Escoté, Carlos Díez y Martín Lamothe.
Estos tres nombres tienen una gran diferencia de estilo. Sin embargo, hubo una cuestión muy importante en la cual se asemejan. Estos aspectos están vinculados con la cuestión de contrarrestar lo anodino que domina en el mercado, y para ello, todos coincidieron en que lo mejor era dejarse llevar y poder realizar algo diferente y extraño. Por este motivo, y porque la gente está con la necesidad imperante de ver modificaciones en las indumentarias es que se está produciendo un auge en este estilo.
Lamothe llegó de Barcelona y se hizo famoso gracias a sus característicos colores erosionados y estampados artísticos que se unieron a siluetas volátiles con materiales que son trabajados de manera insólita, con un tratamiento muy espectacular del cuero perforado y la rafia. Sin dudas, su nivel es el amor por lo freak, es decir, el glamour por los nuevos intelectuales.
María Escoté tiene la cualidad de ser más mundana y hedonista. Con esto se refiere a que su campo de trabajo está centrado únicamente en los excesos de un lujo que emerge la voluptuosidad femenina. Los cueros y los diseños imperdibles fueron los puntos más importantes para una colección que rememoró años en los que Gianni Versace enmudeció al mundo con la elegancia Kitsch.